LA PROPAGANDA DE TIPO LENINISTA
El marxismo podría caracterizarse por su poder de difusión; es una filosofía capaz de propagarse en
las masas, primero, porque corresponde a un cierto estado de la civilización industrial, y luego
porque se basa en una dialéctica que puede reducirse a formas extremadamente simples sin
deformaciones sustanciales. Es cierto, sin embargo, que el marxismo no habría tenido tan amplia y
rápida expansión si Lenin no lo hubiese transcripto en un método práctico de acción política.
La conciencia de clase es para Marx la base de la conciencia política. Pero, y éste es el aporte
fundamental de Lenin, la conciencia de clase, librada a sí misma, se confina en "la lucha
económica", es decir, se limita a una conciencia "tradeunionista", a una actividad puramente
sindical y no llega a convertirse en conciencia política. Antes es necesario despertarla, educarla y
llevarla a la lucha en una esfera más amplia que la constituida por las relaciones entre obreros y
patronos. Esta tarea recae en una élite de revolucionarios profesionales, vanguardia consciente del
proletariado. El partido comunista debe ser, precisamente, el instrumento de esa relación de la élite
y la masa, de la vanguardia y la clase. Lenin sustituye la concepción socialdemócrata del partido
obrero, tal como se la conoció sobre todo en Alemania e Inglaterra, por la concepción dialéctica de
una cohorte de agitadores que sensibilizan y conducen la masa. En esta perspectiva, la propaganda,
entendida en un sentido muy amplio —que va de la agitación a la educación política— se
convierte en correa de trasmisión, el vínculo esencial de expresión, rígido y muy elástico al
mismo tiempo, que conecta continuamente la masa con el partido y la lleva, poco a poco, a
reunirse con la vanguardia en la comprensión y en la acción.
La propaganda de tipo bolchevique puede reducirse a dos expresiones esenciales: la revelación
política (o denuncia) y la voz de orden.
Fiel a la palabra de Marx, según la cual "ha de hacerse a la opresión real más dura aún de lo que es
agregándole la conciencia de la opresión, y a la vergüenza más denigrante aún haciéndola pública",
Lenin invitó a los socialdemócratas "a organizar revelaciones políticas en todos los campos".7 Esas
"revelaciones" tienden a esclarecer, tras los sofismas con que las clases dominantes envuelven sus
intereses egoístas, la verdadera naturaleza de sus apetitos y el fundamento real de su poder, y a dar a
las masas una "representación clara" de ello. "Ahora bien, dice Lenin,, no es "en los libros donde el
obrero podrá hallar esta representación clara; no la encontrará sino en las exposiciones vivaces, en
las revelaciones candentes de lo que ocurre en un momento dado en torno a nosotros, de lo que se
habla o cuchichea y que se manifiesta en tales o cuales hechos, cifras, veredictos, etc. Estas
revelaciones políticas abarcan todos los campos y son la condición necesaria y fundamental para
formar las masas con miras a su actividad revolucionaria." Es ésta la aplicación concreta del plan de
desencantamiento marxista: ante cualquier acontecimiento que afecte la vida de las masas, el
propagandista leninista debe ir de la apariencia a la realidad, la cual se encuentra al nivel de la lucha
de clases, e impedir que los espíritus se desvíen o se hundan en explicaciones superficiales y falsas.
Una guerra, una huelga, un escándalo político son buenas ocasiones para ello; pero con más
frecuencia algunos hechos mínimos muy concretos serán los analizados desde sus causas para
demostrar cómo, lo que parecía un mero accidente, se relaciona con la explicación política general
del partido comunista. Así el partido comunista francés se ha dedicado a demostrar los "crímenes
del plan Marshall” tomando como base una penuria parcial, como un cierre de fábrica o el retraso
en el suministro de agua en una comuna rural.
Tomemos el ejemplo de la desocupación parcial que afectó la actividad de los salones de peinado.
El cliente pensará que los salones de peinado son demasiado numerosos, que están de moda los
cabellos largos o aun que los cabellos crecen menos ese año. Todas son explicaciones simplistas
y hasta mitológicas que rechazará el propagandista comunista. Éste le hará admitir con facilidad al
cliente que si los salones de peinado están vacíos es porque las personas no tienen más que el dinero
indispensable para sus necesidades vitales, de lo cual inferirá que los asalariados están
insuficientemente pagados, y que si esto sucede es porque el dinero que les corresponde es llevado,
por medio de diversos impuestos y tasas, a alimentar un presupuesto devorado por los preparativos
militares que impone a Francia la política atlántica, la que no es más que una defensa de los
intereses del capitalismo internacional. .. Este es solo un ejemplo imaginado por nosotros de esta
argumentación sistemática con la cual un propagandista, formado en el método de Lenin, debe
esforzarse en relacionar la parte con el todo y denunciar infatigablemente y en todos sus detalles las
injusticias que suscita el régimen capitalista.
La voz de orden nos lleva al aspecto combativo y constructivo de esta propaganda. La voz de orden
es la representación verbal de una fase de la táctica revolucionaria. Verdadero concepto motor,
expresa tan clara, breve y eufónicamente como le es posible, el objetivo más importante del
momento, ya se trate, en el período revolucionario, del aniquilamiento del adversario o de la
unificación de la masa o bien, en el período de "construcción socialista", de
la planificación ("Cumplir y superar el plan en cuatro años", etc.).
Se ha de cuidar que la táctica del comunista no se estanque en una voz de orden superada por las
circunstancias. Acerca de esto, Lenin muestra, en un artículo de 1917 intitulado "Acerca de las
voces de orden", que la voz de orden "Todo el poder a los Soviets" fue justa, pero que dejó de serlo
cuando los otros partidos representados en los Soviets se aliaron con la burguesía
contrarrevolucionaria. Una voz de orden no es una excitación huera; condensa la línea política del
momento: "Toda voz de orden debe deducirse del conjunto de particularidades de una situación
política determinada." Las voces de orden jalonan plataformas sucesivas que permiten obligar a las
otras fuerzas políticas a definirse por o contra la colaboración en objetivos concretos y seductores
para las masas.
Toda voz de orden debe corresponder no solo a la situación política, sino también al nivel de
conciencia de las masas. Su valor depende de la repercusión que tenga en esta conciencia y para
ello debe interpretar aspiraciones latentes en el tema más favorable. "Se nos acusa de crear la
opinión de las masas, decía Trotsky. El reproche es inexacto; solo intentamos formularla." En dos
palabras Lenin supo unir y expresar las dos reivindicaciones fundamentales de los millones de
campesinos-soldados del ejército ruso: "Tierra y Paz". En esto radica el éxito de la revolución
bolchevique. Trotsky comenta este éxito, tanto más fulminante cuanto que los bolcheviques eran
apenas un puñado y carecían casi de poder: "La pobreza de los medios de que disponía la agitación
bolchevique era impresionante. ¿Cómo entonces, con un aparato tan débil y dada la cantidad
insignificante de las tiradas de la prensa, las ideas y las voces de orden del bolcheviquismo pudieron
imponerse al pueblo? El secreto del enigma es muy simple: las voces de orden que corresponden a
la necesidad aguda de una clase y de una época se abren millares de caminos. El medio
revolucionario, llevado a la incandescencia, se distingue por una alta conductibilidad de las ideas."
Para trabajar el ambiente, con el objeto de propagar en él revelaciones y voces de orden, el
bolcheviquismo distingue dos clases de agentes: los propagandistas y los agitadores. El autor de
esta. distinción famosa fue Plejanov, quien dijo: "El propagandista inculca muchas ideas a una sola
persona o a una muy pequeña cantidad de ellas; el agitador inculca solo una idea o una pequeña
cantidad de ellas, pero, en cambio, las inculca a toda una masa de personas." En un comentario a
esta definición8, Lenin dice que el agitador, partiendo de una injusticia concreta engendrada por la
contradicción del régimen capitalista, "se esforzará por suscitar el descontento y la indignación en la
masa por esta injusticia irritante, dejando al propagandista la tarea de dar una explicación completa
de esta contradicción”. Es por esto que el propagandista actúa principalmente por escrito y el
agitador de viva voz". No obstante, Lenin teme visiblemente dejar que se transforme en una
distinción teórica lo que es una distinción práctica, fundada esencialmente en aptitudes de
temperamento. Por otra parte, será fácil encontrar estas dos familias a lo largo de la historia de las
revoluciones, sean éstas sociales, políticas o aun religiosas. Hérbert y Marat eran agitadores;
Robespierre y Saint-Just, propagandistas. Mussolini no pudo nunca superar el estado de agitador.
Hitler, por el contrario, era un agitador que supo elevarse al nivel de sistematización teórica del
propagandista.
Hay un punto en el cual Lenin insiste en varias ocasiones9; según él no se trata sólo de agitar y
catequizar a la clase obrera, como generalmente se conforman con hacer los socialdemocratas, sino
que se ha de "llegar a todas las clases de la población como propagandistas, como agitadores y
como organizadores”. Es preciso practicar denuncias, revelaciones políticas vivientes que interesen
al pueblo entero: obreros, paisanos, pequeños burgueses, "y para ello es necesario que tengamos
«nuestros hombres» socialdemócratas, en todas partes y siempre, en todas las capas sociales, en
todas las posiciones que permitan conocer los resortes interiores del mecanismo de nuestro Estado".
El papel de estos hombres es, en primer lugar, hacer propaganda y agitación con todos los recursos,
tratando de adaptar sus argumentos al medio en que actúan. Una de las características de la propaganda
comunista es la muy grande diversidad de su prensa. En la Unión Soviética hay diarios
para cada región y cada profesión; dicen todos lo mismo, pero lo dicen de manera apropiada a las
diversas mentalidades. Por otra parte, la propaganda no es posible sin un aporte constante de
información. Es éste el segundo cometido de los especialistas comunistas: alimentar las
revelaciones políticas por un flujo continuo de noticias extraídas de todos los sectores profesionales
y sociales. Cada célula funciona como una antena de información y, en los regímenes soviéticos, los
diarios poseen una multitud de "corresponsales populares" ubicados en todos los niveles de las
actividades del país. Ese trabajo de información es para la propaganda comunista un indiscutible
elemento de superioridad; les permite, en particular, reaccionar mucho más rápido que las
propagandas adversas, desconcertarlas y, a menudo, adelantárseles.
Los partidos comunistas han conservado de Lenin la "pasión de las revelaciones políticas"
organizadas "ante el pueblo entero". Para ellos, no es del caso practicar, en un régimen burgués, esa
política de alianzas y de compromisos que acaparan las fuerzas de los otros partidos; definidos
como enemigos irreconciliables del régimen, deben hacer estallar continuamente, en las filas del
adversario, las minas que este mismo les ha preparado inconscientemente.
Todo paso en falso de un gobierno, toda debilidad de una mayoría, toda injusticia y todo escándalo,
son así "desenmascarados", "denunciados", y sistemáticamente remitidos al tema político central.
Esta vasta y constante empresa se desarrolla desde el más modesto taller, pasando por los consejos
municipales y generales, asociaciones profesionales y salas de tribunales, hasta en el recinto del
Parlamento. En éste los elegidos por el comunismo disponen de una tribuna en la cual las
"denuncias" que lanzan cobran más resonancia. En el II Congreso, La Internacional comunista
recordó a cada diputado del partido que no era "un legislador que buscaba un lenguaje común con
los otros legisladores, sino un agitador del partido enviado al campo enemigo para aplicar allí las
decisiones del partido". Pero los diputados comunistas deben apoyar y acordar también las voces de
orden del partido mediante proposiciones aparentemente concretas, según la consigna que ya en
1924 daba el Bureau político: "Los elegidos deben presentar proyectos puramente demostrativos,
concebidos, no con miras a su adopción, sino con fines de propaganda y agitación".
Sin embargo, Lenin sabía que ejércitos de propagandistas y agitadores, aunque se contasen por
millones, no bastaban para conquistar la victoria si su acción no estaba respaldada por una línea
política justa y por realizaciones prácticas. Sin actos que la apoyen, una propaganda no pasa de ser
un mero verbalismo que crea ilusiones peligrosas e inmoviliza el desarrollo de la táctica en una
etapa ya sobrepasada.
En el régimen capitalista, esta actividad se manifiesta en la lucha por las reivindicaciones, en la
acción de los sindicatos y las agrupaciones de toda índole, pero también en las realizaciones
concretas, testimonio de una voluntad inequívoca que prefigura ya la futura sociedad socialista. Es
éste el papel de "muestra-testigo" que han desempeñado en Francia, por ejemplo, las
municipalidades comunistas, desarrollando las obras sociales, las colonias de vacaciones,
construyendo viviendas y campos de deportes. De esta manera, la propaganda es autenticada con
actos, y esto es primordial para la masa de aquellos a quienes una larga experiencia ha inspirado
dudas sobre el valor de los programas políticos.
En período de conquista revolucionaria y de construcción socialista, la función de estos prototipos
es aún más importante. Fue así como la reforma agraria progresó en la masa de campesinos chinos,
por contagio del ejemplo. En un pueblo se da la tierra en propiedad común a un grupo de
trabajadores particularmente convencidos y educados; los campesinos de los alrededores van a
verlos y poco a poco se dan cuenta de las ventajas de esa solución.
Es incontestable que la propaganda política, en su forma moderna, ha sido inaugurada por el bolcheviquismo
y especialmente por Lenin y Trotsky. Lenin, con su genio de propagandista y agitador,
lanzó en 1917 las voces de orden que imprimieron el ritmo a las etapas de la conquista del poder.
Trotsky, en una innovación sin precedentes, se dirigió por radio a las "masas sufrientes", pasando
por sobre sus gobernantes. Se realizó una propaganda y una agitación de una intensidad inaudita
entre el proletariado, el campesinado y el ejército. Los círculos políticos, los "diarios de fábrica" y
los oradores de plaza, proliferaron. Los agitadores actuaron entre los elementos fieles al régimen
zarista, expandieron subterráneamente la inquietud y produjeron la división. Cuando la revolución
se instaló en Leningrado y en Moscú, esta actividad, en lugar de reducirse, se amplificó para
extender y consolidar el poder de los Soviets. Se enviaron "comisarios políticos" a las unidades
militares para que comentasen las órdenes y las ubicasen en el contexto político general10.
Recorrieron el ejército "equipos volantes" de jóvenes comunistas: fueron a las municipalidades
rurales y permanecieron allí un tiempo durante el cual ofrecieron funciones teatrales y de canto y
dieron conferencias políticas. Se creó así una vasta red psicopolítica que alcanzó los rincones más
alejados del país por múltiples vías (prensa, radio, teatro, cine, diarios locales y de fábrica, conferencias,
mítines, etc.). La dirección de esta actividad polifacética se confió a una dirección
llamada "agipro" (abreviatura de agitación y propaganda), con representantes en todos los niveles,
aun en la célula de base, que será siempre una rama esencial de la actividad comunista. Más tarde,
las revoluciones comunistas fueron acompañadas por un similar trabajo de penetración y de
educación ideológica. Los guerrilleros yugoslavos y chinos lo realizaron a la par de la organización
de sus ejércitos. Esta actividad no ha sido descuidada nunca, aun en condiciones muy difíciles. "Era
raro —escribió Djilas, un jefe de guerrilleros yugoslavos— encontrar una unidad que no tuviera su
prensa"11.
La técnica leninista de la propaganda política fue puesta en práctica en todos los partidos comunistas
del mundo. Es fácil encontrar, en cada país, las aplicaciones particulares. Es de hacer notar,
sin embargo, que en los regímenes soviéticos o de inspiración soviética es imposible delimitar con
precisión el campo de la propaganda. Esta no es más que un aspecto de una actividad total que
abarca desde la instrucción primaria hasta la producción industrial y agrícola, incluyendo la
literatura, el arte y las diversiones. Toda la actividad del ciudadano se convierte en objeto de
propaganda. Ya Zinoviev decía: "Entre nosotros la agitación y la propaganda se basan en la
instrucción... La agitación, la propaganda y la instrucción forman un todo que debe realizarse según
la concepción leninista de la enseñanza." Después "el espíritu de partido", según la terminología de
Zhdanov, invadió la ciencia, "la música, la crítica literaria, etc., cosas todas que tienen como
función formar al "hombre soviético nuevo" y sitúan al individuo en el centro de una red de
influencias convergentes.
La escuela12 se convirtió en uno de los pilares de esta propaganda total. Después, los "seminarios
políticos", las "escuelas de perfeccionamiento" y los "círculos de estudio" formaron centenas de
miles de "propagandistas" o "agitadores" que dictan cursos políticos, dan charlas en las fábricas, en
los koljoses, en los establecimientos de comercio y en toda suerte de instituciones; son enviados,
asimismo, a las minas, al campo y a todos los lugares de trabajo, en los momentos en que se pide a
los trabajadores un esfuerzo extraordinario. Las obras de ' Marx, Engels, Lenin.- Stalin y el
"Compendio de Historia del P. C (b), "libro de cabecera de todos los comunistas", son la base de la
enseñanza. Este enorme trabajo es patrocinado por innumerables asociaciones culturales que
constituyen un enjambre de "rincones rojos" en las fábricas, de "isbas de lectura" en el campo, por
sociedades patrocinantes del ejército, por clubes deportivos, etc.
El esfuerzo de la propaganda está destinado, en gran parte, al desarrollo de la producción, especialmente
en las democracias populares. Discursos, filmes, cantos, affiches, gráficos de los
progresos, condecoraciones al obrero de choque (udarnik), proclamación de las metas alcanzadas y
superadas, todo crea una mística del plan cuyas variadas manifestaciones invaden la calle y los
lugares de trabajo.
La propaganda triunfa aquí al punto de que se diluye en el conjunto de las actividades políticas,
económicas e intelectuales de un Estado. Cada una de estas actividades presenta una faz propagandística.
La obsesión que de ello resulta, ciertos procedimientos de puesta en escena colectiva, la
dirección centralizada de los instrumentos de difusión, la censura, la explotación de las noticias,
todo esto nada tiene que ver con el marxismo-leninismo, sino con una utilización totalitaria de la
propaganda.
Publicidad y Propaganda
miércoles, 1 de mayo de 2013
miércoles, 24 de abril de 2013
Trabajo: investigación con argumentación
Estimados estudiantes
A continuación se detalla los pasos para realizar el trabajo de investigación con argumentación:
1.- Investigar sobre la publicidad hitleriana
2.- Realizar un ensayo sobre "la trascendencia de la propaganda en el dominio de Hitler"
Requerimientos:
- el trabajo deberá ser a esfero
- máximo una hoja
- debe contar con al menos tres citas bibliográficas
- debe contar con bibliografía
. respetar el orden que un ensayo maneja
Fecha de entrega:
Para séptimo F 8 de mayo del 2013
Para séptimo K 30 de abril del 2013
A continuación se detalla los pasos para realizar el trabajo de investigación con argumentación:
1.- Investigar sobre la publicidad hitleriana
2.- Realizar un ensayo sobre "la trascendencia de la propaganda en el dominio de Hitler"
Requerimientos:
- el trabajo deberá ser a esfero
- máximo una hoja
- debe contar con al menos tres citas bibliográficas
- debe contar con bibliografía
. respetar el orden que un ensayo maneja
Fecha de entrega:
Para séptimo F 8 de mayo del 2013
Para séptimo K 30 de abril del 2013
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